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el eterno retorno





por marcelo acevedo

Mircea Eliade, escritor, historiador, filosofo, especializado en religión y mitología, nos dice en su libro titulado “El mito del eterno retorno” algo así como que la solución que tenían los humanos primitivos para pugnar contra el dolor, era negar el tiempo. El ciclo conocido como nacimiento-vida-muerte-resurrección, es una experiencia netamente humana, donde no existen los acontecimientos, solo vivimos una eterna reiteración que nos aparta del temor a la muerte, porque después de la muerte, llega la resurrección.
“Tengo un amigo
que volvió de la muerte
y dice que no es malo
ser un ser inerte...”
…rugen Sergio Rotman y Mimí Maura en 7 eleven, el primer tema de esa bomba punk que nos explotó en la cara a quienes buscábamos un poco de furia primitiva, directa, acelerada, auténtica, y alejada de la simple pose como la que nos ofrece el Siempreterno, un tipo de banda que lamentablemente escasean en el rock nacional.
Wikipedia, el libro gordo de Petete de la era digital, nos aporta algo más “El eterno retorno es una concepción filosófica del tiempo postulada en forma escrita, por primera vez en occidente, por el estoicismo y que planteaba una repetición del mundo en donde éste se extinguía para volver a crearse. Bajo esta concepción, el mundo era vuelto a su origen por medio de la conflagración, donde todo ardía en fuego. Una vez quemado, se reconstruía para que los mismos actos ocurrieran una vez más en él.”
“La aguja dice la verdad, la aguja nunca miente
no lo sé...no creo que lo quiera saber
después del humo fuego vendrá, después mirá a esta gente
apocalipsandosé...tendiendo a desaparecer…”
…cantan a dúo Rotman y Mimí en “Contradios”, otro corte de su primer disco homónimo.
el Siempreterno plantea preguntas existenciales, toca temas oscuros y de difícil respuesta sobre una base de rock oscuro, vital, tripas y corazón. La música de esta banda estará condenada infinitamente al eterno retorno, cuando dentro de muchos años los chicos buceen en la web 30.0 buscando aquellas gemas perdidas del under porteño, y después lo hagan sus hijos, luego los hijos de sus hijos, y más tarde sus clones, y así eternamente.

el Siempreterno comenzó como un proyecto experimental de Rotman, el cual incluiría antiguas canciones compuestas en su época con Cienfuegos (otros siempre eternos), y temas de esta nueva era, aunque con un condimento sumamente original: cada canción sería grabada con un guitarrista distinto. El proyecto finalmente tomó otro rumbo, y algunos viejos amigos de Sergio y Mimí se sumaron a la banda, así Ariel Minimal, Alvaro Ruso Sanchez y Fernando Ricciardi completaron la formación de esta súperbanda argentina.

Para todos ellos, este proyecto es su personal eterno retorno. Es un volver a las raíces, a ese punk que todos adoraban cuando ponían menos velas en la torta, y que (se nota a lo lejos) tantas ganas tenían de volver a tocar. Minimal fue Descontrol y Martes Menta, Alvaro Sanchez fue Los sedantes (junto a Sergio y Mimí), Ricciardi, Maura y Rotman se llamaron Cienfuegos. Después fueron (o volvieron a ser) Los Fabulosos Cadillacs, Pez, Mimí Maura (banda), y hoy todos juntos son el Siempreterno.

Para resucitar, primero hay que morir, y morir es dejar la vida. el siempreterno dejó la vida con su primer álbum. No solo por la furia, la urgencia y la vena punk con la que suena el disco, sino también por la pasión y el amor puestos al servicio de un rock hecho a pulmón, independiente, autogestionado, siguiendo las pautas del “do it yourself”. No lo necesitaban pero lo eligieron. O tal vez no lo eligieron, pero así les salió. Dejaron la vida en el disco, y dejaron la vida en el escenario, en arrolladores y explosivos recitales en vivo, un show de música que mutó en reunión clandestina de culto, aquelarre de demonios humanos con ganas de prenderse fuego cantando y saltando, con un frontman que en cada ceremonia punk se inmola cayendo de espaldas directo a ese no tan inmenso (pero fiel) mar de gente que lo acepta con cariño y lo hace flotar a través de cientos de manos, como si del mesías se tratase. 

el Siempreterno dejó la vida en su disco debut y en aquellos primeros shows, porque tenía muy en claro que para resucitar, primero hay que morir.

“Nota suicida, sobre la cama
y adiós…”

…susurra Rotman a la par de un arpegio de guitarra triste, como avisando lo que va a suceder. La primeras dos canciónes de “Hacia el mar de carbón”, el segundo disco de el Siempreterno, comienzan contando la historia de un suicido, una hecho real ocurrido en un motel de Puerto Rico.
El suicidio del joven en Juana Diaz es la resurrección de el Siempreterno. Comienzan hablando de la muerte para posteriormente narrar su retorno a la vida y sus padecimientos. La fuerza del segundo track es arrolladora, y nos impulsa a viajar hacia el mar de carbón. Este resucitado Siempreterno tal vez no tenga tanta distorsión ni la urgencia punk de su primer disco, virando hacía parajes más densos, oscuros, en cierta manera postpunk, y otros de corte más clásico. Como sea, no repiten la fórmula ganadora de su primer disco, sino que se aventuran en otros sonidos, tratando de expresar algo diferente, pero con la potencia que siempre los caracteriza.

“En el mar de carbón, quien se fue y no volvió
se convierte en otro ser,
en un fantasma que deambula solo…”

Como los muertos de la mitología griega, los Siempreternos avanzan hacia su destino sobre el agua, pero no navegan a través del rio Aqueronte, sino que cruzan un mar de carbón. Saben que los muertos que no pagan el tributo en forma de óbolo al barquero de Hades no pueden cruzar al otro lado, y están condenados a errar en las costas del Aqueronte durante cien años, transformados en un fantasma que deambula solo. Por eso ellos llevan hermosas canciones como forma de pago a Caronte. Para cruzar el mar de carbón (del que no podrán escapar por siempre, pues sus seres queridos allí los esperan) engatusan con música al barquero, como alguna vez lo hizo el trágico Orfeo. 

el Siempreterno resucita con un gran disco, a la altura de su inolvidable debut. Un álbum concebido, a diferencia del anterior, con el grupo ya formado. Aquí, el existencialismo de sus historias se hace aun más evidente, con relatos tristes y verdaderos, llenos de héroes y traiciones, canciones que nos llenan la imaginación de imágenes oscuras, gritadas con furia, a dúo, con una guitarra punzante, la batería y bajo prendidos fuego.

“Nada es más triste que las calles de tu ciudad
cuando despega el sol, mientras la lluvia cae…”

Comienza a precipitarse la noche. El sol escapa lentamente a su escondite dejando paso a la oscuridad y las luces artificiales. Algunas personas se refugian en sus casas, y otras buscan las aventuras, emociones y sensaciones que el día es incapaz de ofrecerles. De las penumbras salen las sombras sedientas de rock, y se dirigen todas juntas al lugar donde se llevará a cabo un ritual pagano de música underground, sin ataduras ni restricciones.
Para presenciar realmente la muerte y el renacimiento de el Siempreterno, simplemente hay que verlos en vivo. Si todavía no lo hiciste, te aseguro que algo le está faltando a tu vida.

Niceto Club, sábado 15 de diciembre de 2012. Una canción suena de fondo a un volumen tan bajo que hace posible percibir los murmullos del público, expectante. Repentinamente comienza a sonar una música teatral, y toda la gente dirige su atención hacia el escenario. Unas notas de bajo reverberan tapando por un instante la música, la tensión aumenta…y súbitamente todo explota con los primeros acordes de “En el mar de carbón”.
La banda viste de negro, enlutados porque van a dejar la vida sobre el escenario, en cada tema, para luego resucitar con renovadas energías y prenderse fuego nuevamente en la próxima canción. Los oscuros atuendos de Mimí y su atrevida actitud, junto a una melodiosa voz y su hermoso rostro, casi forman un oxímoron.
El rojo de la camisa de Rotman representa la sangre, la rabia que lo hace cantar con pasión mientras entra en comunión con la gente, que se sube al escenario guiada por el mosh, para luego volar hacia las manos que lo atajan bajo las tablas, dando paso al siguiente, que espera entre un pogo interminable. La guitarra de Minimal es abrasiva, la batería de Ricciardi golpea furiosa y el bajo de Sánchez retumba en las paredes. La transpiración es la fragancia que perfuma los recitales de el Siempreterno.
Se siente el fuego inextinguible que rodea Niceto. Un fuego purificador que nos unge a todos quienes somos partes del ritual. Y los músicos se conflagran y nos queman a todos, al punto de transformar a unos cuantos católicos entre el público (hoy conversos a esta nueva religión) quienes llevados por el éxtasis y el entusiasmo, corean sin pudor y con cólera  el estribillo de  “Contradios” o “Cristianos”.

“Ahí llegan los cristianos, con su héroe ensangrentado
Corran, corran de una vez
Disuélvanse en la historia…”  

Y como si todo lo anterior fuera poco, el Siempreterno tiene otro punto fuerte que hace de sus recitales un evento inolvidable: los covers, que como todos sabemos son canciones de otros autores pero que, al ser  interpretadas con tanta pasión y energía, simplemente no lo parecen. Y además, emocionan. Y mucho.
Porque entre el público hay mucha gente joven que nunca los pudo ver en vivo, y también muchos “viejitos” que saltan de emoción al escuchar “Fallas” de Todos Tus Muertos, la mejor banda de la historia del universo según Sergio Rotman.
Jóvenes que al volver a casa seguramente googlearan  “Noviembre” para enterarse que pertenece al hoy extinto grupo Décima Víctima (formado por dos suecos y dos españoles) y de esa manera conocerán un poco más de las influencias de su banda favorita, influencias que uno imagina infinitamente variadas cuando ve, y sobre todo escucha, esa oscura, hipnotizante y poética versión de “The hall of mirrors”, sacada de Trans-Europe Express, sexto disco de estudio de los alemanes Kraftwerk. Juro que el silencio del público durante esta canción es escalofriante, todo oídos y ojos entregados en atención a lo que sucede sobre el escenario.
Y así, Kraftwerk se mezcla con Todos Tus Muertos o The Ramones (Chinese rock), y todo suena orgánico, no sobra ni falta nada, la selección de temas es impecable.
Obviamente no puede estar ausente el cover que todos esperan: La eternidad, de Cienfuegos. Y ahí todo estalla, y nos incendiamos juntos, banda y público, en el fuego sagrado del rock.
Finalmente, y como cierre de una noche agitada, Rotman y Cia. se retrotraen hasta principios de los años ´70 para tomar prestado el tema “Baba o´Reilly” de The Who. Y no puede haber mejor elección para finalizar este show que la canción emblema de una banda que en vivo supo derrochar una energía explosiva, la misma que a su modo entrega sobre el escenario el Siempreterno.
Las manos enrojecen, los gritos de júbilo se multiplican, la alegría del público es evidente. Se acaba el oscuro espectáculo de rock brindado por una banda de culto, y el brillo en los ojos de la gente, su sonrisa de satisfacción, lo dicen todo: el Siempreterno en vivo, es una experiencia única e inolvidable. 

Bienvenidos al mundo de el Siempreterno. Una banda adictiva a la que, de ahora en más, deberás retornar eternamente para saciar tus instintos primitivos de rock. 

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